Dieciocho años de sospechas, negaciones y ruinas: el OIEA encuentra pruebas del reactor nuclear secreto de Siria

Dieciocho años de sospechas, negaciones y ruinas: el OIEA encuentra pruebas del reactor nuclear secreto de Siria

En septiembre de 2007, aviones de combate israelíes redujeron a escombros un complejo en el desierto sirio de Deir Ezzor. Israel aseguró que allí se levantaba un reactor nuclear con ayuda de Corea del Norte. El Gobierno de Bashar al Asad respondió que no era más que una base militar. Durante años, ambas versiones se enfrentaron en el terreno de la sospecha.

Ahora, dieciocho años después, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) aporta pruebas que inclinan la balanza: en ese lugar hubo uranio procesado.

Unas pocas partículas. Según un informe confidencial citado por APNews, los inspectores del organismo encontraron “una cantidad significativa de partículas de uranio natural” en uno de los tres sitios examinados en los últimos dos años.

Como ha señalado Reuters, no se trata de uranio enriquecido, pero sí de origen antropogénico: había pasado por un proceso químico. “El análisis indicó que el uranio se produjo como resultado de un procesamiento químico”, señala el documento.  De acuerdo con APNews, algunas de esas partículas coinciden con la conversión de concentrado de mineral en óxido de uranio, un paso habitual en la producción de combustible para reactores.

Un plan nuclear nunca reconocido. La historia de este “reactor fantasma” comienza en el año 2011. El OIEA ya había estimado que el edificio destruido por Israel era “muy probablemente un reactor nuclear que debería haber sido declarado” por Siria. Según APNews, la instalación habría sido construida con apoyo de ingenieros norcoreanos, lo que explicaría el hermetismo del régimen de Bashar al Asad.

Rafael Grossi, actual director del OIEA, reconoció en declaraciones recogidas por la agencia de noticias que algunas de las actividades sirias “probablemente estaban relacionadas con armas nucleares”. Sin embargo, Damasco siempre lo negó. Tras el bombardeo israelí, niveló el terreno de Deir Ezzor para borrar huellas y rechazó responder plenamente a las preguntas del organismo internacional.

La caída de al-Ásad. El giro llegó con el fin del régimen de Bashar al Asad, derrocado el año pasado tras casi tres lustros de guerra civil. El nuevo gobierno interino, liderado por Ahmed al Sharaa, accedió a cooperar con la agencia nuclear de la ONU. Además, como ha tenido acceso Reuters, en junio las autoridades permitieron por segunda vez la toma de muestras ambientales.

No fue un proceso lineal. Según The Independent, la salida de Asad interrumpió temporalmente la investigación: “Estamos todavía evaluando lo que encontramos allí y tenemos un gran signo de interrogación, porque no tenemos interlocutor”, admitió Grossi en diciembre de 2024. Con el restablecimiento de contactos este año, el OIEA se muestra optimista: “Una vez evaluados los resultados, será posible resolver las cuestiones pendientes relacionadas con las actividades nucleares pasadas de Siria y cerrar este expediente”.

Una región marcada por la proliferación. Más allá del caso sirio, los hallazgos se inscriben en una región marcada por la sombra de la proliferación nuclear. Como hemos señalado en Xataka, Israel ha bombardeado en distintas ocasiones instalaciones en Irak, Irán y Siria bajo el argumento de prevenir que sus enemigos desarrollen armas atómicas.

El propio Grossi alertó en declaraciones a Bloomberg de que el vacío de poder en Siria abre el riesgo de saqueo de materiales nucleares en centros de investigación.

¿Un futuro nuclear civil para Siria? Paradójicamente, el nuevo liderazgo sirio ha expresado interés en explorar un programa nuclear civil. Según Al Jazeera, el presidente interino al Sharaa discutió con el OIEA la posibilidad de recurrir a pequeños reactores modulares para generar energía y pidió ayuda para reconstruir la infraestructura médica nuclear, devastada por más de una década de guerra.

El OIEA ha manifestado disposición a colaborar en estas áreas, siempre bajo un marco transparente de salvaguardias.

Un expediente por cerrar. La historia del reactor de Deir Ezzor parece llegar a su capítulo final. Lo que comenzó como un bombardeo envuelto en polémica y negaciones ahora se corrobora con evidencia científica.

El OIEA insiste en que las nuevas muestras permitirán cerrar el caso, pero las preguntas persisten: ¿hasta dónde llegó realmente el programa nuclear clandestino de Siria? ¿Qué actores externos lo alimentaron? ¿Y podrá un país devastado por la guerra reorientar su relación con la energía nuclear hacia usos pacíficos?

Dieciocho años después del ataque israelí, el reactor fantasma ya no es un rumor: es la prueba de un secreto que Damasco intentó enterrar en la arena del desierto.

Imagen | IAEA Imagebank y Unsplash

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Dieciocho años de sospechas, negaciones y ruinas: el OIEA encuentra pruebas del reactor nuclear secreto de Siria

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Alba Otero

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